Llegaron a Florencia y los días que pasaron fueron los más tristes y vacíos de su estancia allí.
Todo había dado un giro de 180º, girando para mal. Desde que Momo y Joe “rompieron” de aquella nefasta manera, ninguno de los dos había vuelto a salir de casa. Sus amigos no sabían si era porque querían estar solos o porque no querían correr el riesgo de volver a verse. Pero algún día tendrían que superarlo, y hacer las paces, ¿no?