sábado, 22 de octubre de 2011

"3 países, 9 vidas" <> CAPÍTULO 2

Konichiwa :3
¡Aquí está el segundo capítulo de "3 países, 9 vidas"!
Estamos inspiradas y por eso hemos tardado tan poco en publicar la continuación :)
¡Espero que os guste!

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La visita comenzó en la entrada principal del instituto. Les enseñaron los alrededores del centro y después entraron. Empezaron por las distintas aulas: el laboratorio de química, el taller,  el laboratorio de naturales, el campo de fútbol… A mitad del recorrido, se encontraron o mejor dicho, “fueron encontrados” por el director del instituto:

         - ¡Qué hacéis aquí! ¡Deberíais estar en clase! –espetó el señor Vitorio, dirigiéndose a paso rápido hacia ellos.

         - Oh, no… Es el Vity… -dijo en un susurro Step, para que solo lo pudieran oír sus amigos- ¡Vamos a la enfermería! ¡Estamos malitos! –dramatizó. Al oír esto, Marc le pegó un capón en la cabeza mientras todos miraban la escena con una gotita en la cabeza.

         - ¡Déjese de estupideces, señor Armagi! ¡¿Desde cuándo se va en grupos a la enfermería, me lo puede explicar?! –gritó parándose delante de todos y poniéndose en jarras, poniéndosele la cara roja como un tomate.

         - Eh… Bueno, esto… Es que… -dijo dubitativo Step, mientras jugueteaba con las puntas de sus pies. Sora colocó una mano sobre el hombro de Step para tranquilizarle y dijo:

         - Director Vity… eh, perdón, director Vitorio –dijo aclarándose la voz- Nos están enseñando el recinto escolar; se han ofrecido como voluntarios para hacerlo.

         - Sí, nuestra tutora nos ha dejado estas próximas horas libres para que lo podamos ver todo con tranquilidad –añadió Joe colocándose al lado de Step.

         - ¡Aún así sois demasiados! ¡Y…! –se fue callando poco a poco, cuando reconoció las caras de los que habían tomado la última palabra- ¡Oh, pero si son Joahnes y Sora! ¡Lo siento! ¡Vuestra tutora ya me lo había notificado antes! Sí, sí tenéis permiso… -dijo con aires de autosuficiencia a todo el equipo de fútbol y empezó a caminar, pero cuando ya estaba a unos metros de separación, se paró, se dio la vuelta y dijo-: ¡Ustedes! ¡Los del Orfeo! ¡Cómo no ganéis el próximo partido como lo habéis hecho esta mañana…! ¡Tendréis que venir a hacer horas extra por la tarde! ¡Como retraso de estas últimas clases! ¡¿Cappito?! –dijo con cara de ogro, como siempre hacía cuando se trataba de fútbol.

         Cuando perdieron de vista al señor “Vity”, todo volvió a la normalidad hasta que Eli y Momo vieron a dos caras muy conocidas:

         - ¡Hola! –gritaron dos chiquillas que se acercaban corriendo y saludándolos alegremente a todos, levantando los brazos y moviéndolos de un lado a otro. Eli y Momo las miraban con cara de terror a medida que se acercaban mientras que los demás las miraban sorprendidos.

         - ¡Konichiwa, onee-chan! –dijo la que tenía los ojos parecidos a los de Momo y el pelo castaño, abrazando a Momo. Todos se le quedaron mirando con cara de “¡qué!”, y Carl carraspeó la garganta, captando la atención de todos, inclusive Momo y la chica que la abrazaba, y dijo:

         - Konichiwa significa “hola” y onee-chan “hermana mayor” en japonés –aclaró con un movimiento de la mano, señalando a Momo. Momo le miraba con cara de “creído” y todos los demás respondieron con un largo y sonoro “ah…”. 

Y entonces se percataron de lo que había dicho Carl y miraron a Momo y a su “supuesta” hermana pequeña, alternativamente, y todos gritaron:


         - ¡¿Tienes una hermana pequeña?! –gritaron señalando a la hermana pequeña de Momo, que todavía seguía abrazada a ella. La chica deshizo el abrazo y dijo:

         - ¡Sip, soy su preciosa hermana pequeña! Me llamo Hina y vosotros, ¿quiénes sois? –dijo con cara de curiosidad. Momo se adelantó un paso por delante de su hermana y dijo:

         - Déjame que te presente a mis nuevos amigos: Eli, Salva, Joe, Marc, Step, Carl, Valen y Lora –dijo señalando a cada uno cuando nombraba su nombre.

         - ¡Encantados de conocerte, Hina! –dijeron todos al unísono.

         - Oye, ¿y conmigo qué pasa? ¿No me presentas a los nuevos Eli? –dijo la otra chica. Era morena y con los ojos verdes. Estaba medio enfadada por la ignorancia de todos.

         - Ah, sí, jeje… Esta es mi hermana pequeña, Lenna –dijo Eli sin mucho entusiasmo.

         - ¡Encantados, Lenna! –dijeron Joe y Momo sonrientes.

         - ¡Igualmente chicos!

         - Pero, ¿de qué os conocéis? –preguntaron Eli y Momo.

         - Bueno, mientras que me enseñaban el instituto, Lenna y yo nos conocimos por los pasillos e hicimos buenas migas –explicó Hina como si fuera lo más normal del mundo, abrazando por los hombros a Lenna.

         - ¡Ah, eso está muy bien! ¡Hacer amigos el primer día de instituto siempre es bueno! ¿Verdad? –preguntó Salva mirando a Eli y a Momo, que asintieron no muy convencidas… Si sus hermanas eran amigas, nada bueno podía salir de ahí.

         Ya iban a irse a sus respectivos hogares cuando un chico llegó corriendo, ellos pudieron apreciar que le estaba sangrando la nariz.

          - ¡Eh, vosotros! ¡Esperad! –dijo descompuesto, intentando detenerlos. Todos se pararon y se dieron la vuelta, esperando a que llegara- Maña… Mañana hay examen de fí... física… He… he venido para avisaros…. Q-que cansado es… estoy…. Por Dios –dijo jadeando por la carrera. Se enderezó y miró para arriba para que no le sangrara la nariz. Les miró a todos de reojo; tenían cara de interrogación. Suspiró y dijo-: Me sangra la nariz por haber oído esa horrible noticia.

         -O no… Por favor Raffaelo, dinos que no es verdad, que nos estás gastando una broma -dijo Salva preocupado y con una cara que la gente pone cuando te acaban de fastidiar el día.

  • ¡Ja! ¡¿Piensas que yo iría bromeando con una cosa tan importante, como un examen de física, por ahí?! -dijo Raffaello de mala gana, bufó y dijo-: Allá vosotros… Me largo de aquí -después se fue con viento fresco.

  • ¿Tan difíciles son los exámenes de física? –preguntó Momo con clara preocupación. Todos asintieron con la cabeza, con la misma cara de preocupación… Excepto Joe que no hizo nada, ni siquiera se movió. Los chicos le enseñaron a Joe y a Momo el tema que se tenían que estudiar para la mañana siguiente y se despidieron:

  • ¡Nos vemos mañana chicos! -dijo Eli sonriente.

  • Te acompaño a casa, ¿vale? -dijo Salva-. “A ver si puedo decirle lo de antes…” -pensó optimista.

          - Ok -contestó Eli.

  • Recordad que yo también voy…-dijo Lenna con mirada inquisitiva.

  • Como no olvidarlo… -dijo con un suspiro Eli.

  • “¡Mierda! ¡Es verdad!” –pensó Salva decaído.

  • Bueno, nosotros nos vamos. ¡Adiós a todos! -dijeron Carl, Step, Valen, Joe, Momo, Hina y Lora.

  • Ok. ¡Arrivedercci a ttuti! -dijeron Salva, Lenna y Eli al unísono.

Eli, Salva y Lenna caminaban en silencio hasta la casa de los Di Angelo, Salva no paraba de dirigir miradas intensas a Eli, pero ella no se daba cuenta. Entonces alguien decidió romper aquel terrible y violento silencio.

  • ¿Sabéis? Hoy nos han puesto muchos deberes. La hermana de Momo es muy simpática, me cae genial, es muy maja. ¿A que si Salvatore? -dijo Lenna.

 -¿Eh? -preguntó Salva con cara de empanado.

  • ¡Nada hijo, nada! -espetó Lenna con cara de desesperación–Todos los adolescentes sois iguales.

  • ¡Tú, calla! ¡Qué tú también lo eres! –le riñó Eli. Lenna le sacó la lengua y se adelantó unos pasos.

Ya se podía divisar la mansión de los Di Angelo. Eli y Lenna iban a entrar cuando Salvatore preguntó:

-Eli… ¿Puedes venir un momento? –preguntó Salva muy nervioso pero a la vez decidido.

-Claro –respondió Eli.

Entonces Eli se dirigió a Salva, seguida de su hermanita. Él la miró y dijo:

  • Ejem, esto… me refería a solas… -dijo Salva.
  • Pf… Vale, ya me voy… ¡Pero no tardéis mucho! –gritó Lenna mientras llegaba a la puerta de su casa, con cara de picarona. 

Se dio la vuelta y le guiñó un ojo a Savatore. Se puso colorado como un tomate al pillar la intención del gesto… Esa cría era rematadamente lista, la muy… Y después de esto desapareció por el umbral de la puerta. Eli esperó a que Salva comenzase a hablar.

-Bien -dijo Salva acercándose mucho a Eli. Él la miraba a los ojos de una manera que no había hecho nunca en su vida, una mirada intensa con un montón de sentimientos que anhelaban ser liberados en aquel instante. La chica intentó no perderse en aquella mirada azul que la cautivaba de una manera que no podía describir. Mientras Salva, siguió hablando-: Resulta que desde hace mucho tiempo he intentado decirte algo… Y por una cosas u otras no he podido hacerlo y…y yo… -dijo acercándose más. La cara de Eli no mostraba ningún cambio, estaba impasible- Yo…

Pero a Salva no le dio tiempo a terminar, porque justo en aquel decisivo momento el señor Di Angelo apareció por la puerta. Esto hizo que Salva se separase de Eli en un instante.

  • ¡Elisabetta! ¡Llevamos una hora esperándote para cenar! –dijo el señor Di Angelo un poco cabreado.

  • ¡Lo siento papá! ¡Ahora mismo entro! -dijo Eli un poco nerviosa por volver a la realidad.

  • ¡Venga! A cenar. ¡Ah! ¡Hola, Salvatore! ¿Te quedas a cenar? -dijo el señor Di Angelo mirando amablemente a Salva.

  • No, lo siento señor. Sólo he venido para acompañarlas, ya que mi casa está cerca –dijo mirando a Eli, dedicándole una de sus mejores sonrisas.

  • Hasta mañana, Salva -dijo Eli un poco ruborizada por estar en esa situación tan embarazosa. Se colocó al lado de su padre y dijo ya más tranquila-: ¡E buonanotte!

  • ¡Buonanotte a vosotros también -dijo Eli Salva yéndose.

Después de decir esto Eli y su padre entraron en la mansión cerrando la puerta tras de sí.

–“Eli… Algún día te lo diré… Te amo tanto…” -pensó Salva ahogado en un suspiro.

+.-o-.+

Dentro de la casa Di Angelo, Eli pensaba en lo que le podría ocurrir a su amigo Salva, que había estado tan rarito durante todo el día y, bueno, ella también.

- Me pregunto que quería Salva… –pensaba Eli en alto, cuando se acordó de Raffaello…- ¡Oh, no! ¡El examen de física! –entró corriendo a la cocina, saludó a su madre y les dijo a todos que no cenaría porque tenía que estudiar física para la mañana siguiente… Su hermana se encargaría de poner al corriente a sus padres de lo que había pasado ese día en el instituto.

             +.-o-.+

         Por otra parte, Joe, Momo e Hina se separaron de sus compañeros para llegar a sus respectivas casas.

         - Joe, ¿en qué calle vives? –preguntó Hina que iba entre los dos mayores.

         - En la calle Pertutti, ¿y vosotras? –preguntó mirando a Momo. Ella le miró asombrada al escuchar el nombre de la calle y dijo:

         - ¿En serio? ¡Nosotras también! ¿No serás el hijo de la familia que se ha trasladado al lado de la casa nº10, no? –preguntó entre curiosa y emocionada.

         - ¿El nº9? ¡Pues claro esa es mi casa! ¡Somos vecinos! ¡Increíble, qué casualidad, ¿verdad?! –dijo alegre y emocionado mientras que se acercaba a Momo, al igual que ella, igual de emocionada. Hina los miró a los dos con cara de “están salidos…”, y dijo:

         - Ejem, estoy aquí… -dijo mientras pasaba una mano por delante de sus rostros para que se terminara esa conecsión de miradas emocionadas que tenían su hermana y Joe. Cuando se dieron cuenta, volvieron a la tierra y miraron a Hina- Oye, si vais a hacer una escena romántica cada vez que coincidáis en algo, no vuelvo a venir con vosotros –dijo encogiéndose de hombros y caminando hacia delante. Joe y Momo se pusieron rojos como tomates al escuchar a la pequeña y enseguida respondieron:

         - ¡No somos nada! –gritaron lo más fuerte posible al unísono, cerrando los ojos, diciéndoselo en sus mentes también. Su hermana siguió andando, sin darse la vuelta, riéndose y haciendo movimientos con su mano derecha como diciendo “ya, ya… que lo que digáis vosotros me resbala, que lo he visto…”. Joe y Momo, todavía un poco ruborizados, se miraron de reojo, se sonrojaron aún más, carraspearon la garganta y siguieron caminando. No volvieron a decirse nada hasta que llegaron a sus casas.

         - Bueno, yo me entro ya en casa, ¿eh? Os dejo que os despidáis con tranquilidad, ¿ok? –dijo guiñándoles un ojo a los dos mientras que caminaba por el pequeño jardín de la casa. Momo hizo un gesto como de salir a correr detrás de ella e Hina se entró rápidamente en casa. Se recompuso y miró a Joe con una sonrisa entre nerviosa y amable.

         - Perdona a mi hermana es que no tiene nada mejor que hacer –dijo pensando en lo que le haría a su “linda hermanita” cuando entrase en casa.

         - No pasa nada, son cosas de niños –dijo riéndose un poco ruborizado y nervioso- Eh… Buenas noches y… ¡Hasta mañana! –dijo quedándose en blanco.

         - Supongo… -dijo jugueteando con un mechón de su pelo. Escuchó que Joe se estaba despidiendo y le hizo gracia cuando se quedó sin decir nada durante unos segundos, como si se hubiera quedado en blanco- ¡Igualmente! –dijo empezando a caminar por el jardín de su casa y moviendo la mano. Joe se quedó en el sitio y cuando vio que Momo iba a entrar en su casa la detuvo:

         - ¡Momo! ¡Espera! –Momo se quedó con la puerta abierta y con medio cuerpo fuera de la casa, se dio la media vuelta. Joe se fijó en que ella estaba ansiosa como si quisiera saber enserio lo que le quería decir- ¿Te… te gustaría que fuéramos al instituto juntos?  Es decir, como somos vecinos y eso… -dijo rascándose la cabeza y mirando a otro lado, un poco avergonzado.

 A Momo se le iluminó la cara: era justo lo que quería oír. Estaba pensando en preguntárselo pero no estaba segura de que fuera a hacerlo. Joe pregunta las preguntas que quieres oír en el momento justo. Sonrió y dijo:

         - ¡Claro! ¿Por qué no? –le dijo Momo con una sonrisa cariñosa en los labios. Joe le miró y sonrió también, pero como un tonto y respondió:

         - ¡Guay! Em… ¡Adiós! –dijo mientras que entraba en su jardín. Momo se rió suavemente al ver que Joe casi se cae cuando se tropezó con una piedra de su jardín.


         - Adiós –dijo cerrando su puerta. Joe se quedó mirando la puerta unos momentos y después entró en su casa. Al final, haber aceptado el intercambio a Italia va a ser beneficioso… y tanto.
       

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